| El Dragonforged | |
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| Datos del NPC | |
El Dragonforged es un NPC en Dragon's Dogma y en DD: Dark Arisen.
Descripción[]
El forjado por el dragón es un espíritu que está en la línea entre la vida y la muerte. Su principal finalidad es proporcionar conocimiento a los Arisen.
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Frases[]
Durante la misión de la Cacería de la Sierpe:
- — Bien hallado(a) seas, Arisen del presente, el nuevo eslabón de la gran cadena... Has venido en busca del significado de esa tabla y de sus palabras... Pero no tienen ninguno. Ninguno, excepto que te han traído hasta aquí. Solo los auténticos Arisen pueden distinguir mi forma... Yo soy el Dragonforged. Ve ahora. Cuéntale a aquel que te ha dado la clave lo que has presenciado aquí.
- — La tabla que portas no tienen ningún significado más allá de haberte traído hasta aquí, Arisen. Pero no te amilanes. Nuestro encuentro te va a ayudar más de lo que podría hacerlo cualquier texto. Solo los auténticos Arisen pueden distinguir mi forma... Yo soy el Dragonforged.
Su primer grupo de palabras dedicadas al Arisen.
- — Si lo deseas, te contaré todo lo que sé.
- (Háblame del dragón) — A la bestia se la llama encarnación de la muerte, el mayor de los males… Cuando llegue el momento de enfrentarse a ella, te darás cuenta de que la verdad no es tan sencilla. Posee grandes conocimientos que rivalizan con su frío y constante impulso destructivo. Y, debajo de su imponente ira, yace un aire de... resignación, podría decirse.
- (Háblame de los Arisen) — Los Arisen son hijos de hombres. Nada más y nada menos. Se dice que los Arisen nacen siempre que un hombre da un primer paso firme hacia su objetivo. Cuando el espíritu da pie a una acción, un hombre se convierte en Arisen. La bestia reconoce de forma instintiva a aquellos cuyo camino conduce al dragón, como es nuestro caso. De la misma forma que nuestro propio instinto nos empuja hacia adelante.
- (Háblame de ti, el Dragonforged) — Soy aquel que fue forjado en el fuego del dragón. Estoy a caballo entre los límites de la vida y la muerte y permanezco aquí para poder transmitir mis conocimientos al Arisen de cada era por venir. Mi batalla como Arisen se ha prolongado durante mil años y, aun así, no ha llegado a su fin. Ni lo hará, hasta que un Arisen que me suceda dé muerte al dragón.
- (Háblame de nuestra cicatriz) — Sí, nuestros cuerpos llevan la marca de la sierpe, el tuyo y el mío. Una cicatriz que nos cruza el pecho y que atestigua que el dragón ha reclamado nuestros corazones. Tallé la figura de un hombre con una cicatriz en la cara de esta colina para atraer la atención de aquellos que portan nuestra marca. Todavía late, como el mío, en el interior de la bestia. Hace mil años que me lo robó y aún sigue latiendo... Mientras el dragón viva, los corazones que atesora no conocerán la muerte. Los de nuestra clase pueden morir en combate, sí, pero ni la edad ni las enfermedades nos afectarán jamás. Nos hemos liberado de esas ataduras mortales, Arisen.
- (Tal vez en otro momento) — Si es eso lo que deseas… Los Arisen necesitan saber pocas cosas y hacer todavía menos. La verdad es que solo hay un mantra que necesitas escuchar: sigue tus instintos.
Cuando se le da un objeto:
- — No voy a admitir actos de caridad, aunque te agradezco que hayas pensado en ello.