— ¡El dragón se aproxima, su voz es como el viento, lo veo, lo oigo, ya viene! ¡Sus fauces rezuman fuego y sus ojos, humo, mientras que sus alas baten como terribles tambores!
— ¿Me muero? ¿Te mueres? ¡No moriremos jamás! ¡Para morir hay que estar vivo! ¡Si nunca hemos vivido, como es el caso, entonces no hay muerte concebible!
— ¡Los muertos no pueden morir! ¡Los muertos no pueden vivir! Solo pueden estar muertos. Como no estamos aquí y nuestro tiempo ha acabado, serán otros los que mueran.
— La muerte y la destrucción que el dragón ha traído no son nada que los mortales deban temer. Yo digo que el mundo es una mentira, una ilusión, a la que no es necesario aferrarse.
— ¡Ilusión! ¡Ilusión! ¡Mentiras y engaños! ¡Una onda provocada por una ola! ¡El mundo no es sino humo de un fuego en la noche, y la gente no es más que su esclava!
— ¿Dices que estás vivo? ¿Aseguras que es cierto? Entonces, tengo una pregunta para ti: ¿qué supone decir que uno está vivo, si aun así no sabes decir lo que significa?
— ¡Demuestra que estás aquí! ¡Demuestra que existes! ¡Demuestra que estoy aquí igualmente! ¡No puedes demostrarlo, porque yo podría decir que soy producto de tu confusa mente!
— ¿Me llamas loco? ¡Oh, no, no estoy loco! ¡Soy la persona más cuerda que hay! Esta crisis, Arisen, es obra de tu mano y, por ello, tienes que liberarnos a todos.
— ¿Vivo? ¡Vivo! ¡Tanto hablar de la vida! Resulta todo bastante aburrido. Deberías hacer como los pájaros y otras bestias silvestres, y no volver a preocuparte por tales cuestiones.
— ¿Estás aquí frente a mí? ¿En verdad me ves? ¿O se trata de una horrible burla? El Creador no puede salvarte si no está ahí, por mucho que te agaches o te arrastres.
— Aseguras que vives solo por pensarlo, pero tales pensamientos son perversos y tristes. ¡No considerar nunca que puedas ser un fraude es un camino que solo los locos recorren!