— Todos saben que el dragón es una cruz para este mundo.
— La Fe considera al dragón el mal supremo por su destrucción gratuita de la obra del Creador. Por eso los devotos lo convirtieron hace tiempo en objeto de estudio.
— Gran parte de nuestro conocimiento se halla a buen recaudo en los archivos de la Gran Catedral. Aunque viajase al continente, un novicio como yo no tendría acceso.
— Os admiro por cómo habéis actuado, ser. Estoy seguro de que el pobre hermano Jean, de nuevo junto al Creador, también os está agradecido.
— No obstante, el dragón continúa siendo una amenaza... Me enoja profundamente que ni siquiera la Fe pueda predecir con exactitud cuándo volverá a aparecer.
— Según un dicho que corre entre los historiadores de la Fe, el dragón ruge tres veces. Y, siendo esta la tercera vez que esta tierra ve a la bestia, las palabras adquieren un nuevo significado...
— El dragón hace una primera aparición para ocultarse después durante un tiempo y recobrar fuerza. A continuación reaparece una vez más, presagiando la catástrofe inminente. En su aparición final, trae fuego y perdición.
— Nadie sabe por qué se comporta así la bestia ni si existe algún propósito tras este ir y venir. Supongo que tal concesión no nos da más que un pequeño respiro.
