— Muchos amigos se quedaron en la abadía que dejé atrás, al oeste. ¡Haría falta mucho más que un dragón para ahuyentarlos o ahuyentarme a mí de este lugar!
Durante Talento floreciente:
— La dulce Quina es muy aplicada en sus estudios. Ruego al Creador para que la guíe hasta metas todavía más altas.
— No sabía que Quina y tú fueseis del mismo pueblo. Cuando le hablé de la vida en la abadía, pronto se interesó en ordenarse.
— Vi también que tenía un don para la curación. El Creador actúa a través de todos nosotros de diversos modos.
— Puede que, si Quina cultivase su talento, el resto de la abadía se diese cuenta. Quizás las recomendaciones la ayudarán a ganarse el acceso a la Gran Catedral. Parece justo que su diligencia se vea reompensada. La tendré presente en mis plegarias.