— ¡Salud, viajero(a)! Vienes a la capital con los bolsillos llenos de oro, ¿verdad? … ¿No? Bueno, no eres la única, amigo(a) mío(a). La llegada del dragón ha afectado a todos los bolsillos. Oye, ¿te has aventurado a las cataratas que hay cerca del campamento? Hay una cueva oculta detrás. Y está llena de ruinas antiguas. Una vez me adentré unos pasos, por la curiosidad de saber hasta dónde llegaba. No me atreví a pasar por ahí, pero me mortifica imaginarme todos los tesoros que me perdí... Si tienes el valor y el interés necesarios, te ruego que vayas ahora que aún quedan tesoros que conseguir. Tal vez regreses para compartir tus hallazgos como recompensa por la información, ¿eh? ... ¿No?
Durante su tarea de escolta y quizá después:
— Me lancé a los caminos para probar fortuna como vendedor ambulante. Así que, después de recorrer todo este camino, va y llego justo al mismo tiempo que el dragón. Vaya suerte, ¿eh?
— Llegué desde el norte, del otro lado del embarcadero.
— Cuando pasé por esa torre, me encontré con una bestia voladora de un tamaño descomunal... No volveré a cruzar ese tramo a no ser que el propio dragón me esté persiguiendo.
— Había pensado atravesar las montañas de la Gran Muralla hacia el oeste y después girar hacia el norte para volver a casa... ¡Ahora he oído decir que es ahí donde se ha posado el maldito dragón!
— Desde luego, he llegado en el peor momento posible...
